sábado, 25 de mayo de 2013

LANATAMANIA (SOBRE EL CONTENIDO IDEOLOGICO DEL KIRCHNERISMO)


Es rara la situación,  en la época en que seguíamos la programación de Jorge Lanata a fines de los ´90 y comienzos del 2000 éramos un número importante, pero no tantos. Dicen las medidoras especializadas  que Jorge alcanza un envidiable rating los domingos, que llega a superar los 30 puntos. Una barbaridad, parecido a Susana o Tinelli en sus años dorados. Una genuina lanatamania.

Felicitaciones a Lanata, quien intuyó que era conveniente abandonar un discurso progresista que le otorgaba un escaso rating  y  remplazarlo por una retorica  cargada de comicidad, un tanto ecléctica y farandulezca  que encarna en investigaciones bovedísticas . ¡Qué Maestro!. Dicho sin ningún espíritu irónico. ¡¡Un Maestro!!
No alcanzaba, en sus años progres,  semejante caudal en la opinión pública. Era aquel gordo ogro del menemismo. El gordo encarnizado con Domingo Cavallo de la timorata gestión de la Alianza. El afín compañero de piqueteros y desocupados,  de sus luchas y desprolijidades. El del 2001. El denunciante estelar  y precoz de Papel prensa  de Clarín y la dictadura. El pedagógico que nos mostraba en forma radiográfica el mapa mediático concentrado en el país. Es raro, como dice él,  pero siente algo de nostalgia por ese Lanata.

Sus adventicios seguidores  explican que la marea  de televidentes, la nueva clientela  en vigilia ansiosa  del domingo 11pm,  se debe la escandalosa corrupción que reina en la monarquía cristinista. Que el gordo adquiere masividad porque la ciudadanía,   “el  pueblo  quiere saber” sobre los niveles grotescos de robo e impunidad que impregnan y atraviesan  la totalidad de la urdimbre gubernamental  y  que chorrean por sus poros.

No alcanzaba esas  multitudes de audiencia durante el menemato, cuya experiencia pública -y no es ningún descubrimiento- no se caracterizó precisamente por la austeridad y honestidad.  No alcanzaba  multitudes de audiencia con de la Rua, cuya gestión calamitosa manchó  de sangre  las calles de Plaza de Mayo. ¿Más corrupción que esa?

Parece que tener a disposición  a la hegemonía clarinezca  le garantiza a Jorge  resonancia cotidiana y rimbombante. Fama diaria a piacere. Tener a disposición todo el arsenal mediático concentrado y sus usinas, le otorga dimensiones de audiencia impensables hace escasos años.  Sin dudas esta sea una de las claves del éxito sobredimensionado que no lograba otrora. No es lo mismo jugar por fuera del grupo que jugar desde dentro y a favor.

Clarín sigue siendo hegemónico, establece el denominado sentido común en amplias porciones de la población. Es decir, inculca los valores, las normas y las categorías de percepción de la realidad en la sociedad. Clarín es el medio a partir del cual las clases dominantes logran el consenso activo de sectores subalternos. La dominación blanda a partir de la cual  sectores subalternos, en nuestro caso un conglomerado amorfo y social heterogéneo, asumen como propios los valores de sus patrones.  Sin embargo desde la llegada del kirchnerismo o más precisamente desde la discusión de la ley de medios,  el periodismo que se ejerce desde los medios hegemónicos se ha debilitado o se ha resquebrajado en cuanto a la credibilidad absoluta o el aura angelical que los protegía. Por lo que cabe hipotetizar que quienes, aún consientes de esta credibilidad periodística menguada ,  acuden igualmente, voluntariamente  a beber  de sus turbias aguas informativas no constituyen masas -marionetas heterónomas,  contingentes de  inocentes conducidas en neblinas desinformadoras, sino que algún grado de autonomía, aunque sea parcial hay en esas multitudes. Es decir, aún sabiendo de las  complicidades dictatoriales del pasado y  negociados del presente en democracia,  igual acuden al circo mediático en donde se reproducen discursos hipócritas y  seudomoralistas.

 El kirchnerismo -sopena de algún presunto hecho de corrupción, al que no han sido ajenos otros gobiernos- implica en una de sus aristas medulares una experiencia contracultural, obvio, dentro de los límites del capitalismo dependiente periférico, pero una novedad contracultural  al fin;  dotado de un significativo volumen ideológico que lo ubica en los primeros puestos del podio en relación a otros gobiernos democráticos frente al neoliberalismo, y con  mayor razón si contextualizamos que las tradiciones de izquierda o nacionales y populares venían en bancarrota  el último tercio del siglo anterior.

 Dicho esto entonces, cabría conjeturar, aventurar que la masividad de dimensiones rimbombantes del lanatismo  o la novedosa lanatamanía  encuentre causas válidas  en cierta repugnancia ideológica por un kirchnerismo percibido como una combinación, un coctel intolerable, indigerible de valores  “zurdos” y una estética peroncha del “mal gusto”, además de la hegemonía mediática recién descripta  o en las aparentes ilegalidades de la gestión k.

Es decir, que la lanatamanía en el actual proceso transformador  se explica parcialmente  en que Jorge ahora cuenta a disposición con el más importante arsenal mediático que constituye un factor fundamental al momento de propagar sentimientos oscuros y degradantes hacia la figura presidencial. Sobre esto no hay dudas,  pero también  el carácter ideológico relativamente definido del kirchnerismo , dotado de una  identidad populista de izquierda, es una  causa significativa  que provoca repulsión en las adventicias  masas. Esas  que adoran,  idolatran y  rinden culto al dios Lanata configurando, cada fin de semana y en los días subsiguientes,  una verdadera lanatamanía.

 

 

 

 

lunes, 20 de mayo de 2013

VIDELA, EL HOMBRE DE LA BOLSA


Si nos guiamos por  el mundo mediático vernáculo, Videla fue: 1) un  ser abominable, irracional, “desaparecedor” y torturador de personas y 2) por suerte Videla fue juzgado y  murió en prisión.

1-No se discute ésta caracterización de Rafael Videla ( y sus “compañeritos”), pero su figura, definida en estos términos de modo exclusivo, carece de todo anclaje social. Un Videla des-historizado,  desencarnado de toda relación o causalidad social, política y económica. Videla es presentado entonces en el imaginario social como un ser despreciable, un verdadero “hombre de la bolsa” por la desaparición de niños y personas pero de este modo se esfuman y se camuflan los intereses de  las clases dominantes a las que respondía y  la complicidad de los grupos mediáticos que lo protegían en los 70 y, que  en una actitud gatopardista lo desprecian en  la actualidad.

La experiencia castrense de Videla no operó en soledad, “desde el aire”, en modo “neutral”, “sin discriminaciones” sobre los actores sociales y económicos, sino que contó como sostén con la amalgama de sectores dominantes del capitalismo argentino a los que sirvió. Así la desaparición y tortura de disidentes no se explica como mera esquizofrenia de un grupo de irracionales castrenses que llegan a las alturas del gobierno, sino como un plan sistemático perfectamente racional y elaborado de matanzas y desaparición de sectores subalternos para limpiar el terreno que posibilitara relanzar la acumulación económica capitalista de tinte financiero. 

Si Videla hizo el trabajo sucio de las clases poseedoras, Martinez de Hoz, el ministro de economía del régimen, aplicaba las recetas “aperturistas” para liquidar el mercado interno donde se sostenían las fuerzas populares. En este escenario los grupos mediáticos y los poderes eclesiásticos se configuraban en los portavoces embaucadores simbólicos de la sociedad argentina. Servían para suavizar, para disimular el terror. El trabajo fino, digamos.

Hoy los medios hegemónicos, a través de un Videla deshistorizado des-socializado, buscan despegarse de quien fuera su brazo armado. La cúpula de la Iglesia que otorgaba las justificaciones sacralizadoras y espirituales a los excesos de  las castas militares, atónita no ha podido elucubrar palabra frente a la muerte del dictador. Estamos esperando al Papa Fransisco.

El colmo del relato banal y superficial de  grupos mediáticos para diluir su responsabilidad durante los años de plomo lo termina de encarnar su periodista estrella, Jorge Lanata, quien sostiene que habría parecidos de familia entre la dictadura militar y el gobierno de Cristina Fernández.

Esta disparatada asociación entre Videla y Cristina no tendrían ninguna entidad y gravedad sino fuera  la masividad de opinión pública en  que recae su discurso de naturaleza odiosa y resentida. Entonces, podríamos imaginar diálogos como estos:

-Papá,  pregunta el niño, ¿quién fue Videla?

-Un hombre malo que desaparecía personas y niños, hijo.

-¿Cómo el hombre de la bolsa, papá?

-Si, como el hombre de la bolsa.

-¿Qué es una dictadura papá?

-La  de Videla era una dictadura hijo

-Y, ahora estamos en una dictadura papá?

El padre piensa….se acuerda de Lanata y cía. y contesta: -Si, estamos en una dictadura hijo…

 
2-Videla no falleció en prisión por azar, por pura suerte, por casualidad del destino como deja entrever el monopolio y sus secuaces, sino por la paciencia infinita de Abuelas y Madres que luchan desde hace años, desde el mismísimo infierno militar, generando conciencia social por sus hijos y nietos desaparecidos y por la voluntad política del ex -presidente Néstor Kirchner  de propulsar los juicios de lesa humanidad. No fue pura suerte la prisión del genocida.

 

  

 

   

 

miércoles, 15 de mayo de 2013

El 18A Y LA CORRUPCIÓN




Un arma central a la que acuden los medios hegemónicos con el objetivo de horadar los gobiernos populares en América Latina es el tema de la corrupción.
Nuestro país no es la excepción. Las clases dominantes desde el multimedios Clarín consiguen hegemonizar a sectores importantes de la población con el discurso hipócrita moralista anti-corrupción, sabiendo que la violación a la ética pública afecta sensibilidades profundas del hombre  de la calle.

En el 18A,  pero también en manifestaciones precedentes tipo 8N, unas de las críticas medulares al kirchnerismo son los repudios al gobierno por presuntos actos de corrupción reflejados en una estética de investigación periodística cargados de elementos superficiales, frívolos y reduccionistas.

Sin duda  que resulta irritable los actos delictivos de los gobiernos no importa cual fuere la identidad partidarias o signo ideológico de los mismos, pero  tales si existieron deben definirse en la justicia y no a través de escraches y fusilamientos mediáticos impregnados de cinismo.
Cinismo que se refleja en el dedo acusador de un  multimedios, que sin obviar sus negociados, está manchado con  sangre. Sangre  producto  de la convivencia y complicidad con  la más tenebrosa dictadura militar.
  
Desde cuándo los encubridores de negociados y asesinatos tienen autoridad moral o estatura ética para criticar las posibles irregularidades de una gestión. Es peor el acusador que el acusado. A las clases dominantes, a diferencia de las personas de  “a pie” no les interesa de modo genuino las  posibles corruptelas del gobierno, sino que les viene “joya” el tema para canalizar descontento social frente a una gestión que ha afectado sus intereses y privilegios. Importantes sectores de la población lo saben, obviamente no estaban en el 18A ni el 8N.

Esto no excluye, sino todo lo contario,  la necesidad de un periodismo  genuino capaz de controlar a los poderes no sólo políticos sino también económicos y simbólicos. La nueva Ley de medios espera.
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lunes, 13 de mayo de 2013

El 18A Y LA GENTE COMÚN


Es cierto como dicen algunos manifestantes de ayer que en el 18A no había sólo clases altas o burguesía repudiando al gobierno por la falta de dólares. Había también clases medias y sectores populares. “Gente Comun” como se dice.  Esto se ve también claramente reflejado en las redes sociales.
Sin embargo, mientras  la burguesía defiende genuinamente sus valores e ideas de derecha-liberal  acorde a sus intereses de clase dominante  repudiando lo que consideran un gobierno “zurdo” que intercede en sus acciones individuales,  la Gente Común asume los valores conservadores de estos como si fueran  propios, sin reparar que  de alcanzar la derecha  el gobierno los va perjudicar sin contemplación. Claramente la alta burguesía y los medios hegemónicos usan, en este tipo de manifestaciones, a la Gente Común o asalariados para defender sus privilegios, siendo paradójicamente a  los primeros que van a excluir con sus políticas económicas si llegan al gobierno.

No es menos verídico que la Gente Común   golpea sus cacerolas centrando sus demandas en problemas concretos que afectan su cotidianeidad  como la inflación y la inseguridad,  que el gobierno nacional no ha sabido o no ha podido solucionar, pero carecen de   proyectos institucionales o programáticos autónomos.
A la Gente Común la constituyen multitudes  des-ideologizadas impugnadoras de la política, de la misma naturaleza del que se “vayan todos”. Pero no advierten que si se “van todos”  desaparece la política. Y si la política muere queda sólo el mercado. Y en el mercado, ahí sí, definitivamente ganan  los poderosos.

Si se acepta, aunque sea a regañadientes este último argumento, entonces la Gente Común se centra de modo exclusivo en despotricar contra el gobierno porque no posee  soluciones inmediatas  “ya” a sus problemas cotidianos. Argumentan que ellos son simples ciudadanos que la “pelean” en sus trabajos y que es a la gestión pública de modo exclusivo al que le corresponde actuar, pero deberían tomar conciencia que una democracia también, además de los sectores dirigentes,  se constituye con ciudadanos  reflexivos, informados capaces de articular propuestas alternativas para intentar dar soluciones a  sus preocupaciones. No sirve, no vale sólo criticar.
Por comparar, es como si en los ‘90 o fines de esa década aquellos que simpatizaban con las tradiciones progresistas o de izquierda se hubiera limitado a rechazar los gobiernos neoliberales vigentes en sus manifestaciones sin reparar o imaginar un proyecto transformador alternativo. Ese proyecto estaba en las consignas y en las proclamas de movimientos sociales y actores  críticos al neoliberalismo. Y esas banderas  en buena medida fueron rescatadas y concretadas, es cierto no sin contradicciones u opacidades, por el actual gobierno.  

     

El nuevo Papa Francisco: las reacciones del progresismo K, la izquierda y la derecha en Argentina y América Latina.

La histórica noticia del nombramiento de un Papa latinoamericano y argentino ha generado una explosión, una oleada  de interpretaciones y  lecturas sobre el nuevo Papa en los medios de comunicación progresistas o alternativos  y hacia el interior de la militancia y la intelectualidad kirchnerista  o filo-kirchnerista.
 Por un lado  los hay quienes, groso modo,  reprueban al nuevo Papa por sus actuaciones dudosas durante la dictadura clericó-militar a la vez que no vislumbran buenos augurios  en la política papal para con América latina. Entre ellos se encuentran periodistas como  Horacio Verbitsky o intelectuales de la talla  de Horacio Gonzalez, actual director de la Biblioteca Nacional.  Sin embargo,   los hay  quienes si bien no soslayan estas dudas, tienen  expectativas  que se produzcan algunos cambios  especialmente en el campo de los derechos humanos por parte de la cúpula eclesiástica, que implique alguna revisión o autocrítica de la actuación  de  la Iglesia en nuestro país durante los ´70 a la vez que se logre  una mayor sintonía del papado con los gobiernos pos-neoliberales de la región. Entre ellos se hallan Luis  Bruschtein, y Sandra Russo, cronistas ambos del diario Página 12, el politólogo  Edgardo Mocca analista en el mismo periódico e integrante del programa 678 y el reconocido filosofo José Pablo Feinman. 

Si en campo periodístico e intelectual  progre de nuestro país se han suscitado visiones heterogéneas y diferencias conceptuales al momento de analizar el nuevo pontificado, más homogénea ha sido la reacción de los líderes izquierdistas de la región. Tanto Rafael Correa, presidente de Ecuador como Nicolás Maduro, referentes del denominado socialismo del siglo XXI en declaraciones en sus  twiters personales salieron rápidamente a celebrar la “buena nueva”, no bien enterados de la noticia.
Homologas  actitudes asumieron, salvo  Mujica de Uruguay  por sus laicismo estricto, el resto de los mandatarios  de la región  de todo el arco ideológico. De  izquierda a derecha. Desde  Piñera y Santos, presidentes conservadores  de Chile y Colombia respectivamente hasta Evo Morales, (Bolivia) Dilma Roussef de Brasil, pasando por Humala (Perú) y Peña Nieto (México) todos encantados, “encandilados”  con la novedad que un cura de la región ocupe el máximo pontífice.

Tal vez la mayoría de estos dirigentes  reaccionen de modo positivo por convicciones religiosa personales o intimas, pero también se pueden explicar estas reacciones en que los presidentes latinoamericanos representan a sociedades fuertemente atravesadas por el catolicismo desde hace siglos, más allá que la región no constituye una excepción en relación a la pérdida de “clientela”  ocurridos  en todo el planeta en las últimas décadas en la Iglesia Católica. Pérdida  explicada en buena medida por  una Iglesia que no ha sabido adecuarse a las trasformaciones culturales  y sociales contemporáneas. 

En nuestro país, en tanto a la obvia y esperable  alabanza de todo el arco político conservador con las que ya contaba el ex -cardenal Bergoglio, se sumaron parte de las filas oficialistas encabezas por la propia presidenta. Por el lado de los referentes de oposición (a quienes se los vio exacerbados hasta el éxtasis)  el nombramiento del argentino en la máxima magistratura clerical puede significar   una oportunidad real de  ponerle límites, ahora sí, de una vez por todas a las  “soberbias”  de la primera mandataria  CFK. Por otra parte, desde los sectores más encumbrados del oficialismo, olvidando las tenciones previas con  Bergoglio, salieron a reconocer y a saludar como un hecho auspicioso el nombramiento del Papa argentino.

 Al menos en ésta primera semana de gestión del nuevo Papa, las intenciones y las expectativas de la oposición conservadora vernácula de “marcarle la cancha” a Cristina se han visto diluidas. El tiro hasta ahora, les está saliendo por la culata. Francisco, parece haber tomado conciencia rápidamente que ya no es Bergoglio, y a pesar del  fogoneo anti-K de la prensa hegemónica y sectores políticos y civiles de derecha desde su asunción,  ha recibido cordial y rápidamente a la presidenta Argentina. Cristina en tanto, junto con las primeras líneas del gobierno, veloz de reflejos, y de modo pragmática salió a reconocer, como se dijo, de manera positiva el nombramiento de Fransisco. Desde las primeras filas del gobierno ven como una oportunidad de acentuar la influencia argentina y latinoamericana en la agenda mundial, el nombramiento histórico de un Papa de la región. De allí que el primer tópico planteado por la delegación  de nuestro país ha sido el tema Malvinas.

Por otra parte, en el campo de la izquierda laica más pura (uno de sus exponentes de mayor  prestigio es el sociólogo Atilio Borón) se está especulando  en un  futuro cercano, una vez que el Papa resuelva problemas de gestión en Roma heredados de los papados precedente, conflictos o avances de la Iglesia sobre los proyectos de izquierda o socialistas de la región en similitud a los llevados a cabo por el papa polaco Juan Pablo contra los regímenes comunistas durante los ´70 u ´80. Las mismas expectativas, pero en tónica positiva, parecen tener porciones burguesas o de clase media o alta de la sociedad latinoamericana y argentina conducidas por los medios de comunicación hegemónicos. Se ve como una oportunidad para, sino terminar,  al menos socavar las gestiones de  los gobiernos populistas.

Al menos por ahora si nos guiamos por los primeros gestos emanados por Francisco cuando hace referencia a la “Patria Grande”, estos temores vislumbrados por la izquierda, en el corto plazo,  parecen exagerados a la vez que, en la otra cara de la moneda, las expectativas optimistas de  las derechas civiles  más rancias se ven diluidas.
Estas primeras armonías, al menos en el plano discursivo, con los progresismos de la región, sin embargo no implican que el  futuro esté libre de asperezas o tenciones entre Roma  y  América Latina. En el caso que se agudicen las contradicciones entre los gobiernos de izquierda y los sectores dominantes habrá que ver cómo reacciona el nuevo Papa. Este, al igual que las gestiones progres de la región, adhiere a las políticas sociales y a una mayor cercanía con los pobres, lo desposeídos, pero muestra su cara reaccionaria cuando el poder político además de contener a los humildes los convoca a enfrentamientos con las clases dominantes.
Un botón de muestra de esa faceta lo expuso en Argentina durante el lockout  agrario  al gobierno de los kirchners, posicionándose claramente a favor de las patronales, dándole la espalda a los trabajadores que apoyan al oficialismo.  Francisco I, obvio, no es ningún revolucionario y su reformismo social o la idea de una “Iglesia para los pobres” está presente  siempre que no rebalse los límites de status quo económico y financiero. Hace casi medio siglo que Don Helder Cámara, obispo de Olinda y Recife explicó muy bien esta contradicción: "Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista."






¿EL FAP DE BINNER Y PROYECTO SUR DE SOLANAS SON PROGRESISTAS?

Hermes Binner parece haber sorprendido a propios y extraños con sus declaraciones a favor del principal candidato de la derecha-golpista opositora Henrique Capriles a la vez que vertía fuertes críticas al proyecto socialista  del reciente fallecido presidente de Venezuela Hugo Chavez. Realmente un baldazo de agua fría para las juventudes militantes de base del partido socialista santafesino.


Rápidamente salieron a despegarse de las declaraciones de Hermes Binner sus aliados de Libres del Sur, Victoria Donda y  Humberto Tumini apoyando al proceso bolivariano. Espantados de las declaraciones de Binner sin embargo en la política local los referentes de  Libres del Sur no brillan por su coherencia ideológica precisamente. Visto la  combinación de  sus discursos progresista con la búsqueda de alianzas electorales en  sectores conservadores del Radicalismo y de la Coalición Cívica tipo Prat Gay y Ricardo Gil Lavedra . Recuerden sino la fotos del veraniegas en las playas marplatenses que los mostraba juntos.

Las inconsistencias de Donda y Tumini son evidentes ante el lector menos precavido. Se alejaron del kirchnerismo repudiando el sostén del gobierno en la estructura conservadora del PJ y terminan experimentando alianzas con sectores de derecha en la oposición. Actualmente critican del  gobierno nacional el modelo sojero minero-extractivo sobre el cual está asentado y omiten  que los gobiernos de Binner y  Antonio Bonfatti en Santa Fe conservan una estructura impositiva regresiva en el ámbito rural en  una provincia meca donde reina el rentismo y las super-ganancias del “yuyo-soja” en combinación con inmensos bolsones de miseria y pobrezas.

Si estos son los itinerarios que recorren los actuales integrantes del FAP, igual de errantes recorren socios cercanos como Proyecto Sur de Pino Solanas. El cineasta de férreo opositor por izquierda de la gestión K termina coqueteando con la exponente más rancia y visceral del conservadurismo político nacional en que se ha transformado Elisa Carrió.
Cabe   pensar que los dichos de Binner y las alianzas electorales deseadas por Donda Tumini y Pino Solanas o : no san más que el ensayo de una estrategia pragmática electoral para captar el voto gorila de la ciudadanía, dado que en el escenario político el perfil progresista o de centro izquierda ya ha sido ocupado por el oficialismo kirchnerista. O,  a  esta gente se le  boleó la croqueta y  la tenemos que ubicar como dice el sociólogo Eduardo Gruner definitivamente en el espectro derecho del mapa político nacional.


Si nos referenciamos en la primera postura hay que se señalar  que las posibilidades éxito de tal pragmatismo a costa de perder identidad  no resultan garantizadas. No constituye además una estrategia original, ya ha sido practicada por Ricardo Alfonsin de la UCR cuando consumó la alianza con Francisco  De Narvaes en la provincia de Bs As para disputarle la presidencia a Cristina. Estrategia que resultó un fiasco no sobrepasando el 8% del electorado nacional.
Si aceptamos la segunda tesis, la idea de la metamorfosis ideológica y política no hay que descartarla visto la transformación sufrida por otra ex -progre como Carrio y no pocos referentes del periodismo argentino tipo Jorge Lanata, so-pena, y en esto tenemos que ser francos, reconocer  a segmentos del FAP y a Proyecto Sur su apoyo a medidas transcendentales por su vocación transformadora del gobierno nacional como la ley de medios y la estatización del las AFJP.







¿QUÉ HAY DETRAS DE LA RE-REELECCIÓN DE CRISTINA?(2013)


Las  clases dominantes revisten sus discursos de un ropaje republicano-progresista para oponerse a  la posibilidad de la reelección presidencial de  Cristina Fernández, cuando en realidad ocultan la defensa acérrima de sus intereses y privilegios.
Los medios hegemónicos de comunicación buscan naturalizar en el imaginario social, incluso en quienes simpatizan con el gobierno, una concepción peyorativa per se de la reelección presidencial.
Buscan satanizar, en el sentido común de las mayorías, la reelección del ejecutivo como una violación ultrajante de las instituciones democráticas. Cuando en verdad la posibilidad de revalidar la máxima magistratura  queda invalidada, ante la presencia de una gestión que les ha  resultado como mínimo incomodo  a sus concepciones conservadoras.

Se omite que las clases dominantes  hace más de un siglo  poseen en las sombras, sigilosamente reelección indefinida mientras disponen, condicionan o directamente remueven gobiernos institucionales.
La virulencia y la vulgata discursiva republicana que utilizan para generar “estados de opinión”, ante el menor atisbo de una reforma constitucional, refleja el terror que les genera la posibilidad de  prolongación de la experiencia populista en el gobierno, de la “zurda” en el poder.
Evitar la reelección presidencial es el objetivo central del establishment mediático para evitar la prolongación en el tiempo de este proyecto democratizador e inclusivo surgido de las entrañas de la crisis 2001-2003.  

Sueñan, visto la inutilidad, lo vil  que ha resultado la empresa de  construcción de liderazgos desde las huestes partidarias opositoras, apelar a figuras conservadoras de la propia coalición oficialista. Daniel Scioli es el candidato, es su candidato.  Es la última carta, es el as en que confían para evitar la continuidad del “zurdaje” en el gobierno.

Si esa es la finalidad que oculta  la corporación mediática y el complejo agro-sojero  y la derecha más rancia detrás de las estratagemas discursivos republicanos anti-reeleccionistas, más ambiguos son las percepciones del gran capital financiero e industrial. Estos, después de comprobar que el   “zurdaje” en el gobierno ha garantizado fabulosas ganancias, “pingües negocios” y gobernabilidad, dudan acerca de que postura tomar con la propuesta de una reelección presidencial.
Si bien por un lado han visto saciada su glotonería lucrativa en estos años de estabilidad social  que los conduciría a tener una actitud más contemplativa de un proyecto reeleccionario de Cristina Fernandez, por otro lado han observado las nacionalizaciones, participación del Estado en las direcciones de empresas, enfrentamiento con corporaciones. Controles “intempestivos” del gobierno que les genera cierta “incertidumbre ” para apoyar la continuidad del oficialismo ya sea encarnado en la figura de Cristina o de un cuadro del cristinismo. 

Con el populismo “nunca se sabe”, “para qué arriesgar” si existe una alternativa que otorga mayor seguridad, menor “crispación”. Scioli les viene bien.
Por otro parte, desde el campo ideológicamente más puro del kirchnerismo la candidatura presidencial de Scioli, si la empresa reeleccionista quedara clueca, suena a clausura por derecha del actual proceso transformador, por lo que las expectativas de que un triunfo aplastante del oficialismo en las legislatura de este año permita conseguir mayorías para una reforma de la carta magna está al orden del día.
Sería un fracaso ideológico-cultural para el kirchnerimo del “palo” si alguna variante conservadora del PJ reemplaza el liderazgo de Cristina.

La ausencia de una figura taquillera químicamente K después de Cristina, si esta viera limitada su continuidad en el cargo en las encuestas políticas nacionales, demuestra cierta debilidad en el kirchnerismo como proyecto. Debilidad que tal vez encuentre explicación en factores sociales exógenos estructurales propios de la cultura política  de las últimas décadas más que en omisiones u errores del campo oficialista.

Hay que reconocer que el kirchnerismo ha implicado, tras el reinado de la apatía política y el ultra-individualismo de los noventa, un proceso re-politizador  de porciones significativas de la sociedad, sobre todo en sus segmentos más jóvenes. De allí la impotencia que puede suscitar en sectores intelectuales afines al gobierno cierta indistinción o  nebulosa desideologizada por parte de una ciudadanía volátil limitada para captar las diferencias o brechas ideológicas en el partido del gobierno. Esto se refleja en que Scioli, como exponente del conservadurismo peronista, secunda a Cristina en las preferencias del electorado. Y después de Daniel Scioli seguiría Maza en las preferencias. ¡Sergio Maza. Un dirigente de la Ucede!

Esta cultura política etérea o  indefinida  de la ciudadanía, no es un rasgo que sólo aqueja  a  la sociedad argentina. Es prácticamente un consenso  en la sociología política moderna hallar explicación  a este fenómeno en los efectos culturales causados por el neoliberalismo en toda América Latina y también en el mundo. En este sentido, entonces la herencia neoliberal ha difuminado o disuelto los antagonismos de clase, tipo burguesía-proletariado o pueblo-oligarquía en una ciudadanía gaseosa consumidora de imágenes atravesadas por la mercadotecnia política antes que por programas nítidamente diferenciados.

Las virtudes re-politizadoras del kirchnerismo tal vez no hayan logrado aun, reparar semejante “herencia” en la profundidad deseada a pesar de la denominada “batalla cultural” que implicado el enfrentamiento con los medios de comunicación hegemónicos. A esto deberíamos agregar el carácter tradicionalmente ambiguo de un  peronismo que ha oscilado de izquierda a derecha según las circunstancias y el  fomento de   un estilo de vida basado en el consumo  desde el actual gobierno -que bienvenido ha sido al recuperar la capacidad adquisitiva de los sectores populares-; pero, paradójicamente modera el proceso de re-socialización política inaugurado por el  propio kirchnerismo.



LOS COMUNI-CAGADORES REPUBLICANOS, (2013).


No pocos periodistas, comunicadores y/o analistas políticos de la prensa hegemónica saturan hasta el hartazgo con títulos que giran en torno al supuesto déficit institucional que reinaría o se habría agudizado con el ejercicio de los gobiernos K.
Inundan las editoriales y las notas de opinión con epítetos tales como: “El problema del país son las instituciones”, “no se respetan las instituciones”, “se violan los principios republicanos más elementales”, “no hay división de poderes”, “la falta de diálogo institucional”, “es imposible el consenso con este gobierno crispado y populista”, “el estilo autoritario y personalista de los K”, “la dik-tadura o que la dik-tablanda” o “que la mujer del látigo”, “el gobierno todo- poderoso”, “el poder absoluto K” , “el ejercicio arbitrario del poder”, etc, etc, etc.

Ahora bien, más allá de estos slogans teñidos de tonos abstractos, eufemísticos y genéricos que reproducen estos paladines de la “información” -algunos de ellos, reconozcámoslo, brillantes analistas políticos, dotados de una pluma envidiable por el nivel de creatividad que vuelcan en sus artículos-, ¿qué significa en medidas concretas, en políticas públicas específicas para ellos, respetar las instituciones o respetar los principios republicanos?

¿Significa derogar las leyes de obediencia debida y punto final que garantizaba la impunidad del terror? ¿Implica derogar las leyes que posibilitaron estatizar las AFJP o nacionalizar YPF o recuperar Aerolíneas? Implica rechazar la ley de medios audiovisuales o el matrimonio igualitario? Todas leyes promulgadas incluso con la participación de otras estructuras partidarias como el socialismo y el radicalismo. ¿Más respeto a la institucionalidad que la participación de otros sectores ajenos al oficialismo en la gestación de las leyes?

 Y se podría agregar:

-¿Más republicanismo que la paciente espera de tres año al Poder Judicial para poner en vigencia una ley de servicios audiovisuales votada por el Congreso de la Nación, sin contar la nueva “espera” por parte del ejecutivo a una justicia que “protege” el predio de Palermo para la Sociedad Rural ?.

-¿Más ejercicio republicano que aguantar el hecho inédito, insólito como la presencia de un tal señor Cobos haciendo de opositor en la mismísima vicepresidencia del gobierno, mientras estos analistas de la “prensa libre” aplaudían al mendocino y lo definían como un cruzado de la democracia y la república? .

-¿Más institucionalidad que soportar un lockout de la patronal rural desabasteciendo al país mientras cortaban todos los canales de tránsito durante tres meses, sin aplicar una sola medida represiva?

-¿Más respeto que soportar de manera estoica la incitación a la muerte y la violencia hacia la figura presidencial y ministros en imágenes, por decirlo de un modo suave, “tenebrosas” circulando por redes sociales y manifestaciones sociales?

Estos periodistas que viven actualmente de la sacralización republicana y el discurso hiper-institucionalista, ¿no se acordaron de los principios republicanos y las instituciones durante la dictadura más espantosa y horrenda, en la cual algunos de ellos fueron cómplices explícitos y otros silenciosos? Ahora resulta que tienen autoridad ética para juzgar a un gobierno de dictatorial y corrupto. ¿Desde qué lugar? ¡¡Vamos señores!!

Si hay un logro central de ésta gestión que hay que reconocer, en el terreno del periodismo, es que les arrancó las caretas a estos “comuni-cagadores”, (que se revestían de un aura moral para juzgar a los demás actores sociales y políticos), a la vista de gran parte de la ciudadanía argentina y ellos siguen bla-bla-bla como si nada. Cada vez son menos quienes les creen.

Cierto que habría que exceptuar de estos comentarios a la generaciones jóvenes de periodistas de la democracia que o bien nacieron durante el Proceso o eran muy pequeños aun para ejercer la profesión. Estos jóvenes profesionales actualmente trabajan para el muti-medios por motivos económicos. Pero “salvémoslos” hasta ahí nomás, porque son conscientes de que trabajan o hacen carrera en grupos privados que transaron de modo privilegiado con el régimen sangriento de los ‘70.

Se podría incluir, por último, en esta categoría de comuni-cagadores a los ex –progres, es decir aquellos que adquirieron relevancia en los ‘90 por su perfil contestatario anti-neoliberal, que bregaban por la defensa de los derechos humanos, por la soberanía frente a los poderes fácticos, por la mayor presencia estatal en el mercado. Sin embargo hoy parecen extrañamente “descolocados”, “desorientados” frente a una gestión K que ha implementado en la práctica un perfil ideológico que defendieron toda su carrera. Actitud que invita a dudar, sobre todo a quienes apoyábamos fielmente sus editoriales, acerca de la profundidad de sus convicciones o la autenticidad de las mismas. Ante estos periodistas, cabe la pregunta, visto su metamorfosis ¿antes eran lo que decían ser o ahora son lo que siempre fueron, pero ocultaban?

Al menos, los comuni-cagadores derechosos han conservado la coherencia pro-oligarca y antipopular siempre. Uno ya sabe con lo que se va a encontrar. Con los ex progres se complica la cosa. Confunden. Incluso, un sector importante de la opinión pública los seguía (me incluyo, los seguíamos) como referentes del progresismo hasta bien entrada la década, pero los muchachos ya habían mutado o estaban cambiando de camiseta y éramos muchos los ingenuos que no nos dábamos cuenta que ya no jugaban en el mismo equipo. Ingenuidad que, menos mal, cada día ha ido decreciendo…







SOBRE LOS AUMENTOS DE LAS DIETAS DE LOS LEGISLADORES,(2012)


He visto, leído y escuchado en las redes sociales y también en los amigos del vecindario y de la calle la indignación que ha causado el incremento de las dietas de los legisladores y razón no les falta. Sin embargo me parece que en este repudio se mezclan o se confunden dos planos que habría -como sociedad atenta, crítica y democrática- distinguir. Una es la dimensión ética y la otra es la dimensión distributiva. Si analizamos el aumento de las dietas desde la primera –desde la ética- nos parece ´mal´ o poco razonable el aumento, sobre todo por el porcentaje (100%), cuando en los otros rubros de la economía, en pos de lograr conservar cierta gobernabilidad, se solicita que los incrementos no sobrepasen el 25%, sin comparar con aquellos que aun no tienen un salario en el mercado formal. Por otra parte los legisladores beneficiados argumentan que sus ingresos estaban atrasados sobre todo en comparación con empleados de planta permanente del congreso o con funcionarios del mismo ejecutivo. Creo personalmente que habría que dar una discusión pública cuanto deberían ser los ingresos del funcionariado en general. Están los que piensan que un político no debe ganar más, por tomar un ejemplo, que un docente, pero también los que argumentan que los funcionarios deben estar calificados y tener buenos ingresos sino se corre el peligro de que los ´mejores´ huyan al sector privado.

 En cuanto a la cuestión distributiva se ha naturalizado en vastos sectores de nuestra sociedad que nuestros salarios y jubilaciones son bajos debido a o a causa de los altos ingresos que cobran la denominada clase política, por ende desde esta perspectiva si se recortara el gasto público del funcionariado –gobernadores, intendentes, diputados, concejales- alcanzaría para mejorar los ingresos del resto de los asalariados público y hasta privados. Esto es claramente falso, basta revisar en el PBI anual de nuestro país, y diría de cualquier país, para comprobar que el porcentaje es nimio como para intentar alguna estrategia distributiva en este sentido perdurable en el tiempo. En esta perspectiva está implícito el mensaje neoliberal de la anti-política la cual señala que si barremos con todo gasto publico el mercado resuelve de modo automático nuestras carencias materiales.

 Esta perspectiva está implícita en las tapas y editoriales de los diarios Clarín y La Nación por eso el interés que demuestran por el tema de las dietas en estos días. Con esto, en realidad, se oculta que el problema distributivo radica en el inequitativo reparto de ingresos entre las clases sociales. Voy a ser más grafico o coloquial: ¡¡En términos estrictamente distributivos el PROBLEMA no radica en los 20, 30 o 40 mil pesos que gana el político, sino en los millones que se lleva el complejo sojero-agroindustrial-mediático-financiero a sus arcas, es decir la denominada gran burguesía local e internacional!! .

LA ILUSIÓN LIBERAL (2012)

Carlos Menem en los inicios de los´90 , ante una consulta periodística, decía mas menos esto: "Me acusan de neoliberal, pero en realidad vamos hacia una economía social de mercado"(agréguenle el acentito riojano). En realidad quienes, desde una postura genuinamente liberal, bregan por una economía social de mercado piensan (y muchos de buena fe) en un paraíso de pequeñas y medianas empresas que competirían entre si generando más y más riquezas. A esto se sumarian una red de ONGs que se encargarían espontáneamente de la cuestión social. Pero por lo visto en la experiencias noventistas en Latinoamérica mas que este" paraíso" de empresas florecientes el mercado autorregulado conduce a una concentración en oligopolios por un lado y un cementerio de pymes por el otro, dejando un descalabro social de millones de desocupados y pobres en el cual no hay ONGs que alcance para contenerlo. Por lo que la presencia del Estado se hace imprescindible.

ENFRENTAMIENTO DE LA SOTA CON EL KIRCHNERISMO, (2012)

  
 1) En unas de las provincias más ricas del mundoo-no sólo del país-De la Sota ajusta "abajo" (congelamiento de jubilaciones) en coherencia con su ideología derechosa y conservadora porque no se anima a reactualizar a la oligarquía y a los rentistas agrarios los impuestos que están desactualizados desde el ‘91.
2)  Hay provincias que se lamentan por la ausencia de una ley de coparticipación federal, y en esto anda De la Sota, pero en este momento histórico necesitamos que el gobierno nacional y popular de Cristina centralice recursos para estar "fuerte" frente a los embastes de las corporaciones que afecta.

3) Las gestiones provinciales tienen que aprender del kirchnerismo a afectar intereses cuando tienen problemas presupuestarios y no caer en "la fácil" de ajustar a sus ciudadanos y/o “llorar” recursos al gobierno nacional.

 4) Igualmente la aparente “rebeldía" frente al oficialismo por parte de De la Sota no es sólo por una cuestión económica, sino que esconde motivos políticos. El gobernador de Córdoba "aspira" a suceder a Cristina en la presidencia. Por eso coquetea con el establishment mediático. De la Sota intenta persuadir a las corporaciones enfrentadas con el actual gobierno que él puede ser “la nueva carta”, ante la indecisión de Scioli de saltar hacia el arco opositor.

5) El actual conflicto tal vez nos ofrezca una oportunidad a los cordobeses de realizar un replanteo ideológico-cívico-ciudadano en tren de distinguir un peronismo con espíritu progresista y transformador (el de la administración federal), de uno conservador pro-statusquo como el que se expresa en la provincia.

 

 

EL CONTROL DEL DOLAR Y LA FUGA DE CAPITALES, (2012)

-El gobierno nacional se ha visto obligado a intensificar la regulación en la compra de dólares por la constante demanda del billete por parte de las elites económicas y no pocos segmentos de clase media.

 -Desde el 2007 a la actualidad, según el economista y periodista de Página /12, Alfredo Zaiat, en su libro recientemente publicado “Economía a Contramano” la gestión de CFK ha sufrido 6 corridas cambiarias que pudieron ser controladas por las importantes reservas del Banco Central conseguidas a lo largo del periodo K. 

 - Según el libro citado, desde 2003 a la fecha la denominada fuga de capitales ha significado una hemorragia de 76 mil millones de dólares radicados en el exterior. El gobierno ha podido compensar en parte esta pérdida con las retenciones al sector agropecuario.

 -Desde las usinas económicas ortodoxas neoliberales (Cema, Fiel) y consultoras privadas, la demanda de dólares y la fuga de capitales es explicada de modo cuasi-exclusivo en la supuesta ineficacia del gobierno nacional. Según esta perspectiva “la fuga” radica en la falta de “confianza” de los inversores en el actual modelo económico o en el problema inflacionario que incita a los mismos a refugiarse en la moneda extranjera.

- Estos razonamientos, tomando los argumentos de Zaiat, son fácilmente refutables en tanto en la década del ‘90 la “fuga” existía aún con una inflación a la baja y con el “clima de negocios” que supuestamente garantizaba ese modelo de acumulación financiera. 

 -Es decir que, aún con precios en declive y en contexto de recetas económicas neoliberales afines a sus valores e intereses las burguesías locales drenaron sus ganancias al exterior atesorando unos 100 mil millones de dólares durante el menemismo.

-Considerando esta información entonces, podríamos señalar que en las elites económicas locales existe una manía cultural por la “fuga” no importando demasiado si el formato económico y político está en consonancia con sus preferencias como el de la década anterior o lo consideran más bien hostil como el actual. Las elites, da igual, en un modelo financiero o productivo-desarrollista, directa o indirectamente absorben plusvalía de los sectores obreros y la remiten al exterior. 

 -Hemos dicho en otros escritos que la demanda de la divisa norteamericana para atesoramiento podía obligar al gobierno al endeudamiento a altas tasas de interés o causar una devaluación de la moneda, lo que implicaba una reducción de los ingresos de los asalariados en beneficio de conglomerados exportadores y el campo. El primer camino es rápidamente descartado por la presidencia para la cual endeudarse significa perder porciones de soberanía y lo segundo hubiese implicado afectar capas significativas de su electorado y clases medias urbanas que, paradójicamente en algunas de sus filas se auto-consideraron afectadas por las mayores regulaciones cambiarias (recordemos el 8N).

-Desde la intensificación de los controles oficiales de la moneda estadounidense economistas del stablishment, sectores medios y medio-altos y políticos de la oposición han visto amplificados sus voces desde el periodismo hegemónico aludiendo que el “cepo cambiario” viola derechos individuales en el formato de libre disposición de sus patrimonios. 

 -En el gobierno se reconocen tales derechos individuales, (mal que les pese a sus críticos conservadores no estamos ante un gobierno marxista). En este caso el derecho liberal de la propiedad, pero regulado de tal manera que no implique consecuencias negativas o perniciosas para equilibrio general de la economía o el interés público.