lunes, 13 de mayo de 2013

SOBRE LOS AUMENTOS DE LAS DIETAS DE LOS LEGISLADORES,(2012)


He visto, leído y escuchado en las redes sociales y también en los amigos del vecindario y de la calle la indignación que ha causado el incremento de las dietas de los legisladores y razón no les falta. Sin embargo me parece que en este repudio se mezclan o se confunden dos planos que habría -como sociedad atenta, crítica y democrática- distinguir. Una es la dimensión ética y la otra es la dimensión distributiva. Si analizamos el aumento de las dietas desde la primera –desde la ética- nos parece ´mal´ o poco razonable el aumento, sobre todo por el porcentaje (100%), cuando en los otros rubros de la economía, en pos de lograr conservar cierta gobernabilidad, se solicita que los incrementos no sobrepasen el 25%, sin comparar con aquellos que aun no tienen un salario en el mercado formal. Por otra parte los legisladores beneficiados argumentan que sus ingresos estaban atrasados sobre todo en comparación con empleados de planta permanente del congreso o con funcionarios del mismo ejecutivo. Creo personalmente que habría que dar una discusión pública cuanto deberían ser los ingresos del funcionariado en general. Están los que piensan que un político no debe ganar más, por tomar un ejemplo, que un docente, pero también los que argumentan que los funcionarios deben estar calificados y tener buenos ingresos sino se corre el peligro de que los ´mejores´ huyan al sector privado.

 En cuanto a la cuestión distributiva se ha naturalizado en vastos sectores de nuestra sociedad que nuestros salarios y jubilaciones son bajos debido a o a causa de los altos ingresos que cobran la denominada clase política, por ende desde esta perspectiva si se recortara el gasto público del funcionariado –gobernadores, intendentes, diputados, concejales- alcanzaría para mejorar los ingresos del resto de los asalariados público y hasta privados. Esto es claramente falso, basta revisar en el PBI anual de nuestro país, y diría de cualquier país, para comprobar que el porcentaje es nimio como para intentar alguna estrategia distributiva en este sentido perdurable en el tiempo. En esta perspectiva está implícito el mensaje neoliberal de la anti-política la cual señala que si barremos con todo gasto publico el mercado resuelve de modo automático nuestras carencias materiales.

 Esta perspectiva está implícita en las tapas y editoriales de los diarios Clarín y La Nación por eso el interés que demuestran por el tema de las dietas en estos días. Con esto, en realidad, se oculta que el problema distributivo radica en el inequitativo reparto de ingresos entre las clases sociales. Voy a ser más grafico o coloquial: ¡¡En términos estrictamente distributivos el PROBLEMA no radica en los 20, 30 o 40 mil pesos que gana el político, sino en los millones que se lleva el complejo sojero-agroindustrial-mediático-financiero a sus arcas, es decir la denominada gran burguesía local e internacional!! .

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