jueves, 2 de enero de 2014

RESTRICCIÓN EXTERNA: ALGO DE ORTODOXIA PARA ASEGURAR EL NEODESARROLLISMO


Se puede describir en lo concerniente al plano económico-social en Argentina, una década  relativamente exitosa basada en altos índices de crecimiento del PBI y la consecuente generación de empleo, ampliación del consumo, desarrollo del mercado interno y universalización de los beneficios sociales en los sectores populares. Estos datos se explican o han sido causados  en buena medida  en la recuperación de la primacía de la política  sobre la economía  reflejada en mayor autonomía del Estado  en relación a los poderes fácticos internos-externos como  la insubordinación al FMI, la nacionalización de AFJP y la quita histórica de deuda externa, entre otras.
 
Tras estos aspectos positivos del período, el gobierno se enfrenta en la actualidad con los problemas estructurales- históricos de dependencia económica y tecnológica de un país capitalista-periférico como el nuestro si los leemos desde prismas teóricos de izquierda como la Teoría de la dependencia (Cardozo y Faletto), o producto de una estructura productiva desequilibrada EPD (producto de una mayor productividad del agro en relación a la industria)   si los analizamos desde el desarrollismo (Marcelo Diamand).

Como en otros períodos de auge de la historia económica argentina resurge el denominado problema de restricción externa o debilitamiento  de la  balanza comercial  con lo que surge el temor lógico a una crisis de balanzas de pagos por el agotamiento de las reservas del Banco Central.
Estos problemas, estructurales, se manifiestan de modo evidente,  notoria en  una etapa ascendente, expansionista del ciclo económico como la que ha producido el kirchnerismo en estos años: 

1) Se produce un  déficit de la balanza comercial industrial puesto que como en todo momento de auge se incrementa las importaciones de insumos, bienes intermedios de alta tecnología que no es compensada con nuestras exportaciones secundarias de menor valor agregado, aunque disimuladas hoy con los precios históricos de nuestros comodities en el mercado internacional. Este problema se ve reflejado especialmente en las “ensambladoras” de las automotrices y la industria electrónica  con escasa producción nacional.

2) La aceleración de la “fuga de capitales” con su inherente demanda de  divisas norteamericana alimentada por la cultura rentista de la burguesía y los temores de sectores medios a una crisis devaluatoria. 

3) La sangría de dólares se complementa en estos años de crecimiento económico con el aumento de las importaciones energéticas  sumado a la demanda de divisas por el incremento del turismo internacional.

Estos factores producidos por el mismo proceso expansivo más el pago de capital fijo e intereses de la deuda externa y remisión de utilidades de transnacionales a sus casas matrices han provocado una sensible baja de las reservas en nuestro Banco Central.

En este escenario complejo y problemático de la economía el gobierno nacional apela a un continuum de medidas  tratando de evitar un horizonte devaluatorio que perjudique los salarios de la mayoría de los argentinos, pero paradójicamente se “come” el costo político de sectores medios que se auto-perciben afectados en sus derechos individuales con las políticas recientes del gobierno, repasemos:

A)    Regulación y restricción de importaciones. Incremento impositivo de automóviles de alta gama que busca desincentivar su consumo para intentar disminuir, morigerar el déficit comercial industrial y la dependencia tecnológica.

B)    Intentar disminuir la “fuga de capitales” implementando el mediatizado y demonizado “cepo” cambiario.

C)    Desincentivar el turismo internacional y la sangría de dólares  que este genera,  incrementando el precio del “dólar turístico” y elevando la presión  impositiva a la tarjeta de crédito y  débito.

Estas regulaciones estatales  que hieren la sensibilidades de sectores medios son integradas en quizás una orientación gubernamental, hasta llegar al 2015, que muestra su faceta menos progresista y más pragmática  esperando la maduración de las inversiones que alejen el problema de la restricción externa. Un ejemplo central en relación a las inversiones  lo constituye la apuesta  por la potencialidad exportadora y generadora de divisas del proyecto de YPF-Chevron de “Vaca Muerta”.

La cara ortodoxa del gobierno se refleja  en las últimas  medidas, que buscan generar  “confianza en los mercados”. Algunas de tales medidas son: la indemnización a Repsol, pagos a algunos juicios perdidos en el Ciadi, negociación con el Club de Paris, sumando viajes a Rusia y China  con el objetivo de  conseguir  “plata  fresca” para paliar con éxito la caída de la reserva y evitar de este modo una devaluación brusca que pulverice los salarios. 

Esta estrategia conformada por elementos ortodoxos  logra aplausos por derecha y provoca repudio en las izquierdas, incluso en huestes propias que entre bambalinas piden recuperar el talente transgresor y “profundizar”.

La izquierda estricta demanda un plan genérico de nacionalizaciones en el agro, las finanzas y la gran industria además de una profunda distribución de la riqueza. Aún si soslayamos la desestabilización que provocarían los factores reales de poder, amén de desatar una probable guerra civil estas medidas no garantizarían alejar la restricción externa salvo que se informe de la necesidad a la sociedad y sobre todo a sus  sectores medios de “salir” de la sociedad de consumo y despilfarro (automóviles, sobresaturación electrónica innecesario, entro otros) para cortar con la dependencia tecnológica y económica. 
La izquierda argentina parace desconocer que un  desarrollo no dependiente no es un camino de rosas.  Implica restringir consumo superfluo, ficticio e innecesario volcando todas las energías en las inversiones de una tecnología propia que provea un modo cultural de consumo autóctono, como bien explica Oscar Varsavsky en  Estilos Tecnológicos.

La actual gestión,  asumiendo esta estrategia ortodoxa antes de las elecciones, renuncia a proseguir con talante profundizador (como se ve la empresa es muy pesada), y aspira en el corto plazo, según se ha dicho  a la maduración de ciertos proyectos estratégicos y a “inyectarle” valor agregado y productividad a las exportaciones a partir de nuestro desarrollo científico y tecnológico. En este sentido cobra  importancia  el incremento de recursos asignados en estos años a la ciencia y la tecnología  en nuestras universidades públicas.

Se trata de una alianza neo-desarrollista, no exenta de tensiones y contradicciones, entre Estado (de carácter popular) con el capital monopolista extranjero (de las 500 empresas más grandes 400 son de ese carácter, producto  de la transnacionalización de la economía en los últimos 40 años) de naturaleza productivista (a diferencia del neoliberalismo financiero) donde la recortada burguesía nacional se halla en una posición subordinada.

Esta experiencia de asociación mixta pública-privada no es exclusiva del caso argentino, está presente también en el resto de los progresismos de América Latina e implica, como denominaba la Teoría de la dependencia en los ’60, un  desarrollo dependiente. Es decir, nuestra sociedad se va desarrollando de forma heterónoma a partir de un andamiaje industrial “con capacidad importadora” de bienes de capital y tecnología que  supone la internacionalización de las condiciones del mercado interno y ampliación de pautas de  consumo creadas, aspirando a aumentar productividad  y modernización en sectores atrasados de la economia para incorporar contingentes de trabajadores que se hallan en condiciones laborales informales (Cardoso y Faletto).

De tener éxito esta estrategia en un período de 10 años  se espera reducir la pobreza un 20% más, con lo cual se pasaría a una sociedad de clase media ancha con una pobreza del 8% o 10%, que son los valores  de buena parte de la segunda mitad del  siglo XX. 
Después de un neoliberalismo brutal y excluyente, una performance del tipo señalado no sería poca cosa. Un piso nada despreciable para comenzar a elevar la discusión a otros niveles.

Bibliografía 

-Cardoso Fernando y Faletto Enzo (1969), Dependencia y Desarrollo en America Latina, siglo XXI editores.

-Diamand Marcelo, El Pendulo Argentino: ¿Hasta Cuando?.esepuba.files.wordpress.com/2009/05/diamand.

- Oscar Varsavsky, 1974,  Estilos Tecnologicos. Propuestas para la selección de tecnologías bajo racionalidad socialista. www.mincyt.gob.ar/_post/descargar.php?idAdjuntoArchivo=22630 

 







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