lunes, 9 de diciembre de 2013

JOHN LOCKE, J,J ROUSSEAU Y EL "ESTADO DE GUERRA EN CORDOBA"




John Locke, autor británico del siglo XVII, considerado el padre doctrinario del liberalismo en su búsqueda de fundamentar, legitimar el poder político, por fuera del poder divino y también de la tradición aristotélica, señalaba que anterior a toda sociedad o comunidad política existe un estado de naturaleza conformado por individuos libres que respetan espontáneamente sus derechos individuales sin ninguna necesidad de autoridad política.

Este hipotético estado de naturaleza está conformado por productores que respetan, sin necesidad de ningún tipo de coerción, los derechos individuales de sus pares, como lo son: el derecho a la vida, a la libertad y la propiedad. Sin embargo esta relativa armonía entre seres racionales es una situación provisoria según Locke porque pueden aparecer los “irracionales”, que ante la inexistencia de un  poder coercitivo legal concentrado, aprovechan para consumar actos delictivos. Los productores y comerciantes racionales, según Locke, ante esta situación vandálica de los irracionales defienden por “justicia propia” los derechos individuales, sobre todo el derecho a la propiedad  asumiendo incluso el derecho de matar  a los vándalos, los irracionales, los inadaptados, los violentos ante la ausencia de una magistratura en común. Esta situación es lo que Locke -siguiendo a otro autor inglés  como Tomas Hobbes-  denomina “estado de guerra”.

Alguna similitud con este estado de guerra,  fue el que se desató en estos días en la ciudad argentina de Córdoba con el advenimiento de “irracionales” invadiendo el ambiente de relativa calma en la relación entre comerciantes “racionales”. Estos, como sus homónimos del estado de guerra de  Locke, se creyeron con derecho a reaccionar mediante “justicia por mano propia”  ante los irracionales y así defender sus pertenencias ante la ausencia del poder coercitivo concentrado, es decir la policía estatal.

Locke, para evitar la guerra de todos contra todos, propone un pacto, un contrato entre los individuos donde cada uno cede su poder de “fuego particular”   en un poder común, es decir en el poder político que tendrá la función alienable de proteger los derechos individuales (recordemos: vida, libertad, propiedad) de las personas. En este caso se reflejaría en  el regreso de la policía cordobesa a sus funciones.

Rousseau, pensador francés del siglo XVIII, considerado el padre de las ideas democráticas modernas, va a percibir en  la fundación de la propiedad privada la raíz de todos los males del género humano. Con la consagración de la propiedad privada habrá personas a las que “les irá bien” por su capacidad natural, por esfuerzo y constituirá el sector de los ricos en la sociedad, y a otros “les ira mal”, serán los pobres. Esto incluye un proceso concentrador, donde los ricos  van usurpando terrenos  de los pobres  por lo que a su vez estos reaccionan con modos violentos, asaltando, violando y matando. Esta situación consagra el denominado estado de guerra que había planteado Locke, y anteriormente Hobbes. Según Rousseau esta situación calamitosa se soluciona mediante un pacto ficticio donde los ricos embaucan a los pobre mediante el convencimiento de la necesidad de la paz social logrando que cada uno ceda el uso de la fuerza particular al poder político que debe bregar por el bien común. Este es el pacto lockeano. Según Rousseau este pacto carece de toda igualdad porque detrás de la configuración de un poder político aparentemente igualitario permanece la división social entre “ricos y pobre”. De este modo, la desigual real queda consagrada, cristalizada con la desigualdad legal. El poder político no va a constituir sino un mero instrumento de dominación de ricos sobre los pobres. Pensemos en De la Sota y su capitalismo sojero cordobés.

Si  “paraleemos” Rousseau con Locke. Podemos ver que los racionales de Locke en realidad son los ricos en Rousseau, y los irracionales en Locke son los pobres en Rousseau. Para el primero el estado de guerra se desata por los irracionales. Como piensa mucha “buena gente”: el estado de guerra en Córdoba se desata por los ataques de los vándalos, “negros irracionales”, sin cuestionarse (en similitud con  Locke) porqué surgen estos irracionales. Daría la sensación, desde esta perspectiva, que los irracionales nacen “así” naturalmente, y no tienen “solución”. Por el contrario, con Rousseau se percibe que tal irracionalidad y el estado de guerra  se producen a raíz de la desigualdad que produce el nacimiento de la propiedad privada. 

Según Rousseau el hombre era feliz en el estado de naturaleza de una abundancia ilimitada. Es  el advenimiento de  la propiedad privada lo que divide a la  humanidad entre ricos (los racionales en Locke)  y pobre (los irracionales en Locke) dando origen a la anarquía o a la  guerra de todos contra todos. Igualmente, Rousseau no va proponer la supresión de la propiedad privada para intentar solucionar el problema de la desigualdad (esa “solución” va provenir un siglo después de la mano del marxismo), sino que va bregar por una  fuerte redistribución del ingreso que busque generar  una amplia clase media. Propuesta rousseoneana que viabilizada en  políticas públicas de corte progresistas o a través de actores políticos y sociales con vocación transformadora en la actualidad encuentran su límite con la negativa de los “racionales” en Córdoba, como en otras provincias del país, porque estarían afectando sus propiedades en beneficio de los pobres, de los irracionales.







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