viernes, 8 de julio de 2016

DISTANCIAMIENTO DEL MOVIMIENTO EVITA. DIFERENCIAS SOBRE EL FUTURO DEL CAMPO "NACIONAL Y POPULAR"




La constelación Frente por la victoria-peronismo, tras la derrota presidencial, está sufriendo algunos desgranamientos por derecha y por izquierda.
  
Por derecha, senadores y diputados que responden a  gobernadores conservadores, intendentes del conurbano que necesitan una relación fluida con el poder central del PRO para lograr el financiamiento que haga sostenibles y gobernables sus distritos. El denominado peronismo “territorial”. Por izquierda  el reciente alejamiento del Movimiento Evita.

Este se constituyó en un movimiento social de base, antagónico al neoliberalismo durante los ‘90,  luego fue incorporado  a estructuras del Estado en provincia de Bs As en torno a la Secretaria de Agricultura Familiar durante el kirchnerismo en gestión,  y hoy se ven obligados negociar con la actual gobernadora Maria Eugenia Vidal para mantener a flote su armado social y político.

Quizás, ambos sectores, pejotismo y evitismo, solicitaban desde hace  tiempo, la "conduccion" de Cristina para tener un trato "racional" con el oficialismo que incluya  oposición y negociacion.

Sin embargo ese no ha sido el rol que la misma Cristina y el kirchnerismo puro que le  responden en el parlamento y sus organizaciones juveniles han querido asumir.

El kirchnerismo puro prefiere no arriesgarse a negociar las banderas y logros de estos 12 años en aras de un “peronismo unido”, cuyas facciones tienden hacer  “juegos propios” tras una derrota nacional y a tomar distancia de una Cristina demonizada por los medios de comunicación hegemónicos.

La intuición política del pejotismo y también el Movimiento Evita es que la postura “terca” de Cristina y “sectaria” de los kirchneristas puros que la siguen terminen llevando a la experiencia “nacional y popular” a un escenario testimonial y periférico en las próximas elecciones.

Están observando y previendo la posibilidad  de que el regreso del campo “nacional y popular” al gobierno sea más complejo que lo previsto por el kirchnerismo puro.

Temen que, con el regreso al endeudamiento y  alguna dosis de pragmatismo social (ampliación de la asignación por hijo, conservación y actualización de ingresos sociales), esta nueva derecha que, por primera vez en la historia argentina gana una elección sin proscripciones ni fraudes, conforme un nuevo bloque social difícil de derrotar en el corto plazo.

En este sentido la estrategia entonces pasaría por ir hacia un horizonte de reunificación de  las facciones peronistas partidarias y sindicalistas alrededor de un PJ normalizado que por diversos motivos se fueron alejando del kirchnerismo.

Asi desde otra correlación de fuerza (que incluye la autocrítica por la derrota presidencial),  se piensa, se podría enfrentar con algún éxito a la nueva derecha gobernante en futuros comicios.

En ese escenario, el kirchnerismo sería incorporado y convocado pero no como fuerza dominante sino como un actor más en la nueva coalición.

Desde el kirchnerismo puro no pueden ver sino traiciones desde esta postura porque debilitan el liderazgo de Cristina y ponen palos en la rueda a un regreso pronto del Proyecto.

Además, se citan casos de gestión provincial, como el de Alicia Kirchner en Santa Cruz o de administración de intendencias como  el de Jorge Capitanich   en Resistencia, Chaco    (este último proveniente de las filas pejotistas-duhaldistas en el pasado reciente) de oposición frontal al gobierno nacional macrista y de defensa cerrada al liderazgo de Cristina, aunque también necesiten de financiamiento para gobernar sus distritos.  



El kirchnerismo  confía en las multitudinarias “plazas del pueblo”, que convocan algunos de sus principales referentes, como demostración de fuerza de cara a la sociedad.
Se confía que, más temprano que tarde, ante las políticas de ajuste, devaluación, tarifazo del macrismo y el liderazgo convocante de Cristina la ciudadanía va tomar conciencia de las diferencias de ambos “modelos” y se va volcar nuevamente al Proyecto.

De preverse ese escenario optimista el PJ, diputados y senadores conservadores de provincias, intendentes del conurbano y el mismo Evita se les haría inevitable volver al redil dirigido por y desde  el Frente por la Victoria.

Una muestra cabal de esta postura intransigente se pudo observar de entrada, tras la derrota electoral, en declaraciones del mismísimo Maximo Kirhncher en plena negociación con los Buitres del gobierno central, cuando arengó algo asi como “el establichment quiere un peronismo domesticado, disciplinado, aggiornado a sus intereses, es lo que no queremos nosotros”.

Para dirigentes del “movimiento evita”  y también para el pejotismo, en la práctica política cotidiana y concreta, asumir una posición confrontativa estricta y cerrada al PRO vencedor constituye hoy una posición equivocada y sectaria de cara a la sociedad  y que termina siendo  funcional al status-quo y a la perdurabilidad en el tiempo de  esta nueva derecha en el gobierno nacional.

Desde el Evita se piensa que seguir con esta posición intransigente del kirchnerismo puro  se corre el peligro de transformar al peronismo en una fuerza irrelevante de cara a las elecciones que se avecinan.

Se trata en términos que lo solía plantear el expresidente radical Raul Alfonsin apelando al  clásico sociólogo alemán Max Weber del enfrentamiento entre dos éticas: “la ética de la responsabilidad” en la actitud de pejotismo y el Evita (mas allá de sus diferencias ideológicas-conservadora popular los primeros, izquierdistas-nacionalistas los segundos) que lidian en la gestión diaria con un gobierno central de otro signo político  y “la ética de las convicciones” del kirchnerismo puro que se niega a  bajar banderas e ideales que implique  debilitar derechos ciudadanos conquistados durante 12 años en aras de compartir una estrategia de poder con el resto del justicialismo que no les garantiza tampoco un regreso seguro y pronto al gobierno nacional.

El tiempo proveerá.

Mientras tanto, son  días, por estas diferencias de perspectivas sobre el futuro del campo “nacional y popular”  en el universo peronista, y la demonización y el desgaste que sufre el kirchnerismo por el caso López por parte de los medios hegemónicos, donde  quienes  sonríen son Mauricio y su principal asesor electoral Duran Barba de cara a los comicios legislativos del año que viene. 

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