Se puede describir en lo concerniente al plano económico-social en Argentina, una década relativamente exitosa basada en altos índices de crecimiento del PBI y la consecuente generación de empleo, ampliación del consumo, desarrollo del mercado interno y universalización de los beneficios sociales en los sectores populares. Estos datos se explican o han sido causados en buena medida en la recuperación de la primacía de la política sobre la economía reflejada en mayor autonomía del Estado en relación a los poderes fácticos internos-externos como la insubordinación al FMI, la nacionalización de AFJP y la quita histórica de deuda externa, entre otras.
Tras estos aspectos positivos
del período, el gobierno se enfrenta en la actualidad con los problemas
estructurales- históricos de dependencia económica y tecnológica de un país
capitalista-periférico como el nuestro si los leemos desde prismas teóricos de
izquierda como la Teoría de la dependencia (Cardozo y Faletto), o producto de
una estructura productiva desequilibrada EPD (producto de una mayor
productividad del agro en relación a la industria) si los
analizamos desde el desarrollismo (Marcelo Diamand).
Como en otros períodos de auge de la historia económica argentina resurge el denominado problema de restricción externa o debilitamiento de la balanza comercial con lo que surge el temor lógico a una crisis de balanzas de pagos por el agotamiento de las reservas del Banco Central.
Estos problemas,
estructurales, se manifiestan de modo evidente, notoria en una etapa ascendente, expansionista del ciclo
económico como la que ha producido el kirchnerismo en estos años:
1) Se produce un déficit de la balanza comercial industrial puesto que como en todo momento de auge se incrementa las importaciones de insumos, bienes intermedios de alta tecnología que no es compensada con nuestras exportaciones secundarias de menor valor agregado, aunque disimuladas hoy con los precios históricos de nuestros comodities en el mercado internacional. Este problema se ve reflejado especialmente en las “ensambladoras” de las automotrices y la industria electrónica con escasa producción nacional.
1) Se produce un déficit de la balanza comercial industrial puesto que como en todo momento de auge se incrementa las importaciones de insumos, bienes intermedios de alta tecnología que no es compensada con nuestras exportaciones secundarias de menor valor agregado, aunque disimuladas hoy con los precios históricos de nuestros comodities en el mercado internacional. Este problema se ve reflejado especialmente en las “ensambladoras” de las automotrices y la industria electrónica con escasa producción nacional.
2) La aceleración de la “fuga de capitales” con su inherente demanda de divisas norteamericana alimentada por la cultura rentista de la burguesía y los temores de sectores medios a una crisis devaluatoria.
3) La sangría de dólares se complementa en estos años de crecimiento económico con el aumento de las importaciones energéticas sumado a la demanda de divisas por el incremento del turismo internacional.
Estos
factores producidos por el mismo proceso expansivo más el pago de capital fijo
e intereses de la deuda externa y remisión de utilidades de transnacionales a
sus casas matrices han provocado una sensible baja de las reservas en nuestro
Banco Central.
En
este escenario complejo y problemático de la economía el gobierno nacional
apela a un continuum de medidas tratando
de evitar un horizonte devaluatorio que perjudique los salarios de la mayoría
de los argentinos, pero paradójicamente se “come” el costo político de sectores
medios que se auto-perciben afectados en sus derechos individuales con las
políticas recientes del gobierno, repasemos:
A) Regulación y restricción de importaciones. Incremento impositivo de automóviles de alta gama que busca desincentivar su consumo para intentar disminuir, morigerar el déficit comercial industrial y la dependencia tecnológica.
B) Intentar disminuir la “fuga de capitales” implementando el mediatizado y demonizado “cepo” cambiario.
C) Desincentivar el turismo internacional y la sangría de dólares que este genera, incrementando el precio del “dólar turístico” y elevando la presión impositiva a la tarjeta de crédito y débito.
Esta estrategia conformada por elementos ortodoxos logra aplausos por derecha y provoca repudio en las izquierdas, incluso en huestes propias que entre bambalinas piden recuperar el talente transgresor y “profundizar”.
La izquierda argentina parace desconocer que un desarrollo no dependiente no es un camino de rosas. Implica restringir consumo superfluo, ficticio e innecesario volcando todas las energías en las inversiones de una tecnología propia que provea un modo cultural de consumo autóctono, como bien explica Oscar Varsavsky en Estilos Tecnológicos.
Después de un neoliberalismo brutal y excluyente, una performance del tipo señalado no sería poca cosa. Un piso nada despreciable para comenzar a elevar la discusión a otros niveles.
Bibliografía
-Cardoso Fernando y Faletto Enzo (1969), Dependencia y Desarrollo en America Latina, siglo XXI editores.
-Diamand Marcelo, El Pendulo Argentino: ¿Hasta Cuando?.esepuba.files.wordpress.com/2009/05/diamand.
- Oscar Varsavsky, 1974, Estilos Tecnologicos. Propuestas para la selección de tecnologías bajo racionalidad socialista. www.mincyt.gob.ar/_post/descargar.php?idAdjuntoArchivo=22630