Visto el “caceroleo”
en esta semana en los principales centros urbanos, cabe compartir las
siguientes impresiones.
1) A importantes
segmentos de estas manifestaciones los moviliza un evidente sentimiento de
odio, resentimiento y prejuicios hacia el actual gobierno. Esto se puede ver
reflejado en algunas de sus consignas: “El que no salta es negro y K”, “fuera
la Diktadura” , “Te olvidaste de Cristina, Nestor” , entre otras.
2) La sensación que nos atraviesa a muchos que
simpatizamos con el kirchnerismo es que sus quejas y demandas, (algunas dotadas
de cierta racionalidad, otras más bien son barrabasadas que no resisten ningún
análisis) en realidad no constituyen sino escusas para oponerse al gobierno. Es
decir, que ciertos problemas que tiene la actual gestión, como por ejemplo la
inseguridad o inflación, si no existieran igual este “caceroleo” urbano estaría
presente. Lo guía un cumulo de sentimientos negativos hacia la figura
presidencial de CFK más que la búsqueda de soluciones a los problemas
concretos.
3) Sin embargo, para ser justos y no caer en
generalizaciones arbitrarias, no todos quienes se oponen o no votan al actual
gobierno están atravesados o movilizados por las oscuras impresiones hacia el
mismo. Hay ciudadanos que de modo genuino se movilizan planteando demandas al
ejecutivo que consideran no son correctamente satisfechas.
4) Quienes apoyamos
el actual proceso, originado en el 2003, resaltamos la agenda progresista y
transformadora de Nestor y Cristina, pero también esta bueno, resulta
enriquecedor que debatamos aquellas problemáticas que resaltan parte de la
ciudadanía opositora, problemáticas que no solo afectan o preocupan a
“extraños” sino también a “propios".
INSEGURIDAD.
Lo primero que hay que aclarar que Argentina
junto con Canadá son los países más seguros o menos inseguros en materia de
delitos según estudios de organismos internacionales dependientes de Naciones
Unidas. Una segunda cuestión sobre la que habría que echar luz es que en el
país esta inseguridad en manos de “desconocidos” se ubica 4to detrás de los
accidentes viales, homicidios familiares o de género y suicidios
respectivamente. Que el problema existe. Existe. Pero esta información que
modera el problema se oculta en el circo mediático.
La inseguridad es una cuestión compleja y de
difícil solución, vinculada a causas sociales, económicas y culturales. La
implementación del neoliberalismo generó aumentos crecientes de la pobreza, la
marginalidad y la exclusión conjuntamente con una cultura del “paro” que
condujo a importantes sectores de la sociedad a la anomia de las drogas el
alcoholismo y la ilegalidad. Sin embargo, en los dorados ‘90 no se observó
ningún “ caceroleo” de las clases medias antes los planes neoliberales que
dejaban a sectores populares excluidos a merced del narcotráfico y la
delincuencia.
Actualmente, aunque
no es la panacea, la implementación de la asignación por hijo constituye una
política social preventiva, además de otros efectos positivos, para que los
niños y adolecentes estén incorporados al sistema escolar y no se transformen
en presa fácil del delito organizado.
LAS RESTRICCIONES A
LAS IMPORTACIONES.
Todos los países
regulan su comercio exterior y buscan proteger sus economías de los excesos de
los bienes extranjeros. No es menos verídico que las medidas del gobierno
fueron tomadas de modo brusco y en ciertos sectores de la economía trajo
aparejado perjuicios como la falta de ciertos insumos o bienes de capital
básicos. Peeeero, más allá de los casos puntuales, aun reconociendo la
importancia de los mismos, el gobierno se impone como obligación gestionar para
el conjunto de la sociedad argentina. En este sentido el superávit de la
balanza comercial se estaba reduciendo a pasos agigantados, es decir el saldo
comercial entre las exportaciones y las importaciones. Ante esta situación el
gobierno tenía a mano tras grandes soluciones macroeconómicas:
1) Acudir al endeudamiento, que a juicio del K
se descarta por los perjuicios que conlleva esto en términos de soberanía al
momento de determinar las políticas públicas (exigencias de ajuste, recortes,
etc.).
2) Implementar una devaluación de la moneda,
que también es desechada, por la fuerte reducción de los ingresos de los
asalariados en beneficio de los sectores exportadores que esta medida
acarrearía.
3) Y la finalmente
implementada restricción a las importaciones que, si bien es cierto afecta a
determinados rubros dependientes de bienes del exterior, tiene como efecto
positivo en el mediano plazo sustituir importaciones desde empresas locales y
la consiguiente generación de empleo nacional.
INFLACION
Empecemos respondiendo a este problema con un
interrogante: ¿Quién genera los aumentos de precios el gobierno K o los
privados? Para los “caceroleros” el responsable de la inflación es el gobierno
nacional. Para los que apoyamos el actual proceso los grandes responsables son
los privados, específicamente sectores monopólicos u oligopólicos de las
cadenas comerciales y la inflación importada por los precios elevados de
nuestros comodities. Los “caceroleros” contra-argumentan que durante el
menemismo no eran significativos los aumentos en los precios de los productos.
Pues bien entonces, Cristina tendría a mano las soluciones para este “flagelo”:
reducir el gasto público, congelar salarios y jubilaciones, dejar caer el tipo
de cambio (tipo 1 a 1), abrirnos al mundo y a las importaciones de todo por $2.
Total!. No importa que se desindustrialice el país y que reventemos el aparato
productivo dejando a miles de compatriotas desocupados en la calle.
Una de las posibles
soluciones alternativas para este problema que plantea el gobierno son los
aumentos de las denominadas retenciones al agro en tren de desencajar los
precios externos de los internos. Por ejemplo si la tonelada de trigo se
encuentra en 100 dolares en valores internacionales en el mercado interno la
pagamos al mismo precio, pero si actúa el Estado mediante retenciones de un 20%
reducimos a 80 dólares la tonelada para consumo local. Si aumentamos aun mas
este impuesto a las exportaciones en un 30% pagaríamos 70 dólares en la
economía local y así sucesivamente iríamos reduciendo los precios del trigo.
Insumo básico de muchos alimentos de nuestra dieta.
Otra alternativa que podría tomar la gestión
actual es la regulación de los valores de los alquileres en las propiedades que
tiene consecuencias directas en los aumentos de los precios.
Surge la pregunta si
esta clase media “cacerolera” apoyaría al gobierno de instrumentar estas
medidas con mayor vigor para paliar la inflación que “ tanto les preocupa”.
Pregunta ingenua si la hay.
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