miércoles, 8 de mayo de 2013

LA OPOSICIÓN EN TIEMPOS DE GOBIERNOS KIRCHNERISTAS… (Publicado en Suplemento Temas Económicos, Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNRC, el 08 de junio de 2009)

La prensa le ha “pegado” sin cortapisas al gobierno kirchnerista durante buena parte del período. Desde la prensa, las radios y televisión no se han cansado de acentuar los costados que, a su juicio, son más vulnerables y negativos del actual gobierno.

Esta conducta de los medios de comunicación, muchos de ellos pertenecientes al grupo concentrado del multimedios Clarín, llega a su punto más exasperante durante el conflicto con el campo por la ‘125, jugando claramente a favor del accionar campestre que mantuvo paralizado y desabastecido al país durante casi tres meses. Pintando al gobierno como autoritario y arbitrario en la opinión pública, cuando aun reconociendo el mal manejo de este en el conflicto, hay que resaltar que no apeló nunca a la represión y a la mano dura; salvo que llamemos represión, como casi todos los matutinos lo presentaron, a la pantomima o simulacro que realizó gendarmería en la detención de De Angeli con los seguidores del entrerriano.

Mientras tanto, la oposición en los medios siempre ha aparecido como inmaculada y presentada con un aura angelical para la opinión pública, respetuosa del estado de derecho, de los valores de la republica, del bien común y de los que producen y trabajan en la Argentina.

Esta imagen templada y moderada de las fracciones de la oposición (me refiero tanto al pan-radicalismo liderada por el Elisa Carrió como al macrismo y las huestes conservadoras del peronismo que coquetean con este) colorean sus puntos culmines durante la muerte de Raúl Alfonsín. La desaparición física, de tal vez el último líder progresista del partido radical de los últimos tiempos, fue aprovechada por los medios y las fracciones opositoras para criticar las facetas desicionistas y centralizadas del gobierno actual argumentando una supuesta gestión moderada, libre de conflictos y relaciones de poder durante la transición democrática. Pero a decir verdad, el estilo confrontativo de los primeros años del gobierno de Alfonsín con los sectores corporativos tiene puntos de contactos y/o parecidos con el estilo al menos discursivo de los K sobre todo durante la gestión de Néstor .

Analicemos con cierto detalle a liderazgos representativos las fracciones de la oposición, no sólo de los sectores recién nombrados de derecha sino aquellos tradicionalmente vinculados a la izquierda:

1) Mauricio Macri referente del espacio político-Unión-Pro: fuerza partidaria que se presenta como la nueva política, no infectada por los viejos vicios corruptos y clientelísticos de la política tradicional. Mauricio proveniente del mundo empresario, promete implementar un manejo eficiente y profesional del sector público, sin ideologismos (desde esta posición la izquierda y la derecha han desaparecido como categorías para analizar y actuar en la realidad).

Según Macri hay que armar equipos idóneos para resolver los problemas que tiene “la gente” (la inseguridad, la limpieza y la iluminación del espacio público). Buena parte del electorado que lo apoya lo conforman probablemente los sectores “decentes” o de la alta sociedad de los centros urbanos junto con el apoyo de ciertos sectores humildes y clases medias que perciben en Macri la experiencia exitosa en Boca, sumado al imaginario colectivo “este no va a robar por que tiene plata”.

Soslayando el éxito en el club de la ribera, y aclarando que los criterios en el manejo del estado son “un poquito” diferentes al manejo de una entidad deportiva, es pertinente recordar que Mauricio proviene de una corporación económica (grupo Macri) que se cansó de vivir del estado mediante exenciones impositivas, subvenciones y todo tipo de prebendas estatales sin nombrar la socialización entre todos los argentinos de sus deudas en varias oportunidades de la historia política y económica reciente. Así, eficiente es cualquiera.

En cuanto a su supuesto puritanismo político actual, habría que recordar los contactos con el duhaldismo. Este ambiente político no se caracteriza por prácticas políticas muy éticas y decorosas que digamos.

2) Elisa Carrió referente de la Coalición Cívica, emerge en la política nacional como una figura descollante por su peso intelectual durante el menemismo y tras adquirir notoriedad pública durante el Delarruismo, por sus gestiones contra la corrupción, se presenta como una alternativa genuinamente progresista durante las elecciones presidenciales del 2003. Pero termina desfigurándose (tal vez a fuerza de circunstancias por un gobierno K que si bien en lo discursivo más intensamente que en la gestión ocupa ese lugar ideológico) en una alternativa claramente de centro-derecha con un chicago boy como Alfonso Prat-Gay de economista, sumado representantes del mas rancio conservadurismo de la política nacional como Paz Estenssoro y Patricia Bulrrich al tiempo que pide volver a los préstamos del FMI ante una eventual rebaja de las retenciones agropecuarias en caso de que la oposición logre el número para conseguirlo.

Esto sería poca cosa comparado a su pensamiento fundamentalista de separación entre el “bien” y el “mal” en su percepción del país, donde en el primero entrarían la oposición con sus propuestas republicanas y la supuesta actuación civilizada de los representantes del campo (aunque paralicen un país durante meses y dejen a cientos de trabajadores en la calle); y en el segundo el gobierno K bestia, soberbia y corrupta en la percepción de Carrió, como si un potencial gobierno suyo estuviera inmune de estos flagelos.

3) Schiaretti (Córdoba), Reutemann (Santa Fe), los hermanos Rodríguez Saá: referentes de la derecha del peronismo en las provincias del interior. Los primeros se presentan en los medios que le dan la oportunidad como los paladines del dialogo y el consenso. Los segundos como la verdadera alternativa nacional y popular del peronismo. Sin embargo unos y otros son voceros del los sectores dominantes vinculados a un modelo de país restringido al modelo agro-exportador representando los intereses de la oligarquía pampeana.

4) Para finalizar, un párrafo aparte queda para el rol, digámoslo sin eufemismos, patético de la izquierda argentina, que se une en la misma escenografía con grupos políticos y económicos de los más reaccionarios del país durante el conflicto rural, salvo Proyecto Sur entre otras honradas excepciones que al menos “no sale en la foto” como activo participante de las asambleas y movilizaciones. Igualmente, el partido de Pino Solana, que si bien tiene a su favor no haber ahorrado críticas a las políticas entreguistas en el sector minero y petrolero del oficialismo, ante el primer planteo medianamente serio de redefinir las relaciones entre estado y mercado para viabilizar una sociedad un poco menos inequitativa por parte de los K, comete un error garrafal histórico al rechazar de plano el aumento de las retenciones agropecuarias.

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