lunes, 31 de marzo de 2014

DEMOCRACIA (UN BREVE REPASO).


Democracia de promesas iniciales auspiciantes igualadoras y democratizantes en tren de reparar heridas políticas, económicas y humanitarias de la noche atroz y terrorífica. De avances prometedores, el ejemplar juicio a la Junta y  trágicas capitulaciones como la ley de obediencia debida y punto final.

Democracia de  positivas intenciones inaugurales para el imaginario progresista, como renegociar deuda externa heredada de los años de plomo con quita, evitando ajustar al pueblo, reciclando políticas públicas redistributivas, para luego retractarse  ante condicionantes poderes fácticos internos y externos;  ante la espiralización de precios y una burguesía veloz y audaz en el  remarque  pero temeraria  al riesgo y la inversión. Democracia de golpes de mercados. De resignación.




Democracia que transcurre por traiciones a banderas, a consignas, a  pasados y simbologías nacionales-populares. Democracia de indultos oscurantistas, de relaciones carnales, de cariños sobreactuados, indignos a la élite financiera. De subordinación,  de fusión y enajenación del gobierno democrático a los poderes depredadores. De estabilidad ficticia donde las clases medias dichosas volcaban sus ensueños de  turismo internacional.
Democracia de hedonismo, de consumismo, de apatía y despolitización generalizada.Democracia de ciudadanía ambigua  y heterónoma que  destella   al compás de terrenos periodísticos resbaladizos, fugases, alarmistas con orientaciones lucrativas. Sin embargo, por contraste,  en el subsuelo  de una escena política patética y trivializada se originan y se asocian (democráticamente)  bombos destemplados, repiqueteo popular, en rutas obturadas por los “grasosos”,   los “irracionales”,  los indeseables, los excluidos.

Una Alianza inviable corona el  espectáculo folletinesco. Emproligar un neoliberalismo agusanado de corrupción y frívolo,  moralizar la política infame, limpiarla de sus zonas oscuras nos aseguraba,  afirmaban,  panaceas igualitarias. Promesas incumplidas de “honestismo” y agudización de síntomas recesivos de alarma del modelo especulativo, financiero y apropiador  agravados por decisiones erráticas de un gobierno que ejercía el deporte de una colosal ineptitud.   De  inutilidad, de ausencia de reflejos en la gestión cotidiana, pero de veloz  brutalidad reaccionaria  y asesina  en las resistencias de los desclasados en el ágora efervescente.

 Democracia en  “corralito” y “corralón” con el regreso del  super ministro, el primogénito. Democracia  de cacerolas  medias que transmutan  en metamorfosis contingentes sus espíritus conservadores bajo la consigna “piquete y cacerola  la lucha es una sola” y confirman aquella  hipótesis de la víscera más sensible del famoso general. Llevan como bandera la impugnación a la política pero el mercado permanece intocable en el imaginario mediero.

Inconciencia, ¿inocencia social?  atravesada por una racionalidad mediática que rechaza la política  en tanto el dominio económico permanece a trastienda intocable, in-corrupto, opaco en la invisibilidad.
Democracia  enferma de grave  crisis de representación. Cinco presidentes. Brutal devaluación, algarabía del capital. Del “veranito” de Duhalde y Lavagna .De Santillan y Kosteki .  Quizás el último reflujo, esfuerzo popular trascendente que obliga al llamado a comicios para cerrar la farsa política de sectores dominantes.

Democracia de chirolita, con prontuario en las hueste del menemato,  a impostura,  a falsedad,  a espuria apariencia, a descarda simulación, a retorica pragmática y oportunista  para sectores progres ¿Progres? De populismo, de demagogia, de naturaleza subversiva, de crispación, de violador serial de instituciones republicanas  para  dioses ancestrales.

Democracia oxigenada, revitalizada a partir del regreso de  tradiciones, de debates,  de identidades semi-clausuradas. Una democracia donde se vuelve hablar de igualdad, de distribución, del rol del estado, de capitalismo, de emancipación. Se prioriza la deuda social por sobre la deuda externa. Se limita la dominación del Norte y se acentúa la integración latinoamericana. Se van aliviando heridas que la democracia se debía con los procesos judiciales a la dictadura. Años de crecimiento y reparación social. No exentos de tensiones y graves conflictos con poderes concentrados.

El kirchnerismo, hoy un tanto machuco, implica en sus comienzos una amplificación  desde niveles estatales de la grieta, la rasgadura  de  la hegemonía cultural del neoliberalismo inaugurada y visibilizada por los movimientos sociales. Una rearticulación entre la horizontalidad  predominante en la sociedad civil y  la verticalidad del estado. Rearticulación necesaria para disputar poder con algún éxito en las grandes ligas. Y evitar los límites típicos del universo axiomático transformador siempre propenso a diluirse en la intrascendencia o  en alguna una entelequia conflictiva en el seno de la opinión pública sin posibilidad real, concreta de aplicación.

Democracia re- politizada, de militancia juvenil. De puja distributiva y de inflación. Quizás en estos 30 años (y meses) sea la primera vez que en forma decidida y continua  la democracia como gobierno del pueblo busca algún espacio de autonomía frente al imperio económico y mediático en un capitalismo dependiente con alta vulnerabilidad externa. Esto involucra  un equilibrio complejo, contradictorio, tenso, sutil entre la “ética de la responsabilidad”, de naturaleza conservadora  por su preocupación exclusiva de gobernabilidad,  y la “ética de las convicciones”,  que demanda apurar los procesos transformadores sin medir  las consecuencias perjudiciales y negativas en términos sociales.