domingo, 1 de septiembre de 2013

¿QUÉ CORRUPCIÓN?!!!



Signados y empapados por una cotidianeidad  mediáticas   que a esta altura de las circunstancia  no puede regresar del ridículo con  “investigaciones”  más propios del género fantástico que periodísticos  con el objetivo indisimulado de derrumbar a un gobierno. Si, digamos las cosas por su nombre el grupo de Magnetto desde hace ya tiempo quiere voltear al gobierno constitucional. Sino antes, desde la sanción de la ley de medios seguro. La corrupción, es la escusa. Es un tema siempre urticante y sirve para desgastar a un gobierno que ha afectado intereses y privilegios. Pero permitámonos, hagamos el esfuerzo,  de  establecer algún itinerario de interrogantes para intentar comprender  con algún grado de re- significación el problema de la corrupción por fuera del reduccionismo que impone la estética lucrativa mediática.    
Sin ánimo de justificar la existencia de algunas irregularidades que puedan haber existido en toda una década en el gobierno nacional:

 ¿Acaso está exento de prácticas corruptas  el  Partido Socialista a través de su  policía oscura vinculada a la trata y al narcotráfico en Santa fe, ¿en la UCR  ? que cuando le tocó gobernar dejó un tendal de muertos en la Plaza de Mayo,  y ni  que hablar del PRO y  la derecha peronista?. ¿Acaso el grupo Clarín, el acusador, no está metido hasta el tuétano  en negociados y maniobras turbias ?. Vamooos!
La diferencia, y no es poca cosa, es que si bien en  toda la extensión de la actual gestión pueda haber algunas  zonas oscuras, el kirchnerismo se ha enfrentado con corporaciones que los energúmenos opositores jamás se habrían animado a afectar.

- ¿Acaso la corrupción no atraviesa transversalmente buena parte de la cultura argentina en instituciones públicas y privadas donde los concursos, por tomar un ejemplo no son sino mascara disimuladora de conductas atravesadas por  amiguismo y el favoritismo? ¿ Acaso la cultura empresarial no la atraviesa  una vocación evasiva impositiva sistemática?. No nos rasguemos las vestiduras entonces.

- ¿Y si investigando  en el flagelo nos encontramos que la corrupción institucional no explica, no causa, como se ha naturalizado en cierto imaginario social, de modo unilateral la pobreza y  las desigualdades sociales?  Qué hay capitalismos más recalcitrantemente corruptos que el nuestro como son los casos de  Italia y Japón y sin embargo nadie dudaría en llamarlos países desarrollados   y,  que por otra parte  hay  estados más honestos  como el chileno y el peruano, ambos ejemplos de alta institucionalidad según la opereta mediática, pero sus sociedades  atravesadas por paupérrimos indicadores de distribución del ingreso y bienestar social. ¿Dónde es mayor la corrupción en los primeros con un bienestar ampliado a capas mayoritarias de la sociedad  o en los segundos  donde  sólo es digna una elit de la población y el resto no accede a los servicios más elementales ?. Demás está decir que una combinación de ambas virtudes sería lo ideal para nuestro país.

-Pero, sigamos interrogando en similar sentido: ¿un neoliberalismo prolijo hubiera sido mejor  en los ‘90 que el neoliberalismo frívolo, chanta y despilfarrador del menemismo?  ¿Acaso un conservadorismo económico transparente, honesto y austero nos hubiera garantizado evitar los  aumentos escandalosos y siderales de la desigualdad,  la pobreza y la miseria que trajo aparejado ese modelo económico implantado desde Whasington  ?.

-O, removiendo  un poco en la historia argentina ¿el peronismo clásico no fue desacreditado frente a buenos segmentos de la sociedad argentina por parte de las clases dominante como una verdadera bestia demagógica, oscura y corrupta, mientras el mismo lograba los mejores índices de bienestar social en los sectores populares a partir de redistribuir en el mercado interno excedentes de la oligarquía agraria?. ¿Donde había más corrupción en el modelo  agro-exportador anterior, donde una élite  acaparaba toda la riqueza, despilfarrando suntuosidad en la vieja Europa, mientras explotaban de forma legal (legal!),  en un mar de pobreza, a sus conciudadanos, o en el primer gobierno populista, que no exento de ilegalidades y corruptelas  se atrevió a captar parte de la  renta extraordinaria para volcarla al desarrollo de las fuerzas productivas y a las  conquistas sociales de los trabajadores?.

- Y hablando de trabajadores, en  el capitalismo liberal   ¿no se consagra una verdadera corrupción mediante mecanismos estrictamente normativos y legales con la apropiación del trabajo asalariado por parte de una burguesía transnacionalizada, que especialmente en nuestros países periféricos chupan plusvalía a sus obreros(cuando los hay) y los remiten al casino económico globalizado actual?.  . Ni que hablar de  los quinientos tipos, (500 he!) de seis mil millones de almitas que somos que  acaparan el cuarenta por ciento de la riqueza mundial y manejen nuestras conciencias casi a piacere, en un océano de excluidos mientras destruyen el medio ambiente planetario.

Dicho esto, no se trata de relativizar posibles prácticas oscuras e ilegales  de los miembros que desempañan cargos  políticos o gubernamentales. Resultan,  irritables y repugnantes. Es correcto e imprescindible que demandemos como el pueblo  respeto por la ética pública a nuestros  representantes y funcionarios, y cuando cometan algún ilícito tengan la sanción correspondiente. Es necesario y fundamental no exclusivamente por una sensibilidad moral, que desde ya es importante persé, sino también en búsqueda  de  una eficiente actuación del Estado en todos los niveles administrativos e institucionales combatir los mecanismos particularistas con el sector privado, los favoritismos y el clientelismo. Pero esa tarea no va provenir, genuinamente, en búsqueda de objetivos nobles por parte de grupos económicos concentrados que inventan  hechos con objetivos desestabilizadores. Esa tarea debe partir desde los propios sectores nacionales-populares y progresistas o de nuevo actores de comunicación comunitarios. En este sentido la puesta en vigencia de la nueva ley de medios puede ser prometedora.

-Para finalizar, tal vez nos ayuden un poco a  aclararnos la problemática sabias reflexiones del viejo  Galasso cuando afirma que la corrupción es un fenómeno intrínseco al capitalismo, puesto que, mientras exista la escisión entre una esfera  pública y un ámbito privado de propietarios adinerados la tentación de beneficios mutuos ilegales a la espalda de la sociedad siempre es un riesgo. Riesgo que se aplacaría según el mismo autor, si parte de  las empresas o los medios de producción estratégicos pasaran  a estar auto- gestionadas democráticamente por la clase obrera. En definitiva, entonces, ¿qué corrupción?!.




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